“Prosas escogidas” de Miguel Ángel Espino

“Prosas escogidas” de Miguel Ángel Espino

El Salvador es un país sin prosistas. A pesar de los contrastes sociales, de las “familias del poder”, escasean los narradores. Los hay, claro, pero no en proporción al paisaje humano y a la belleza tropical que, de tan hermosa, nos obnubila en un denso sueño de colores, de acuarelas marinas y de aguafuertes en que volcanes, llanuras, árboles y pájaros, parecen envolvernos. 

El prosista, el que describe, pinta y narra, lo ha sido en razón también, de la poesía. El hombre de carne y hueso se ha difuminado en la metáfora, quedándose solo su sombra o la tenue imagen al trasluz.

La prosa de Miguel Ángel Espino, a excepción del ensayo introductorio, no se libera de las formas poéticas. Algunos de sus “mitos” están hermosamente descritos: Cosmogonía; Chasca, La Virgen del Agua; La Siguanaba; Cipitin (en una versión distinta a la colonial española); Los Pájaros Nahuales, etc.